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La sostenibilidad ha tomado el control de la estrategia empresarial en la gran mayoría de compañías del mundo. Ya no es posible crecer a nivel económico sin aportar valor en los criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza). Esto ha supuesto un gran reto, pues la falta de conocimiento en la materia, la falta de transparencia en las estrategias de gestión ha impactado directamente en la falta de comunicación. Sin embargo, todo desafío conlleva una oportunidad. En este caso, cosechar una buena reputación a través de una buena gestión.

La comunicación efectiva y transparente es una herramienta clave para promover esas prácticas sostenibles que nuestra empresa está implementando. Ayuda a crear una percepción de marca en los diferentes grupos de interés, una percepción positiva que nos posiciona en sus mentes. Cuando se habla de ASG, esto tiene un impacto clave en la reputación y en la generación de confianza.

 

Evidentemente, esto solo es posible desde la ética, pues ejecutar una comunicación poco transparente, falta de evidencias o dramatizada, podría ser una arma de doble filo. Pues toda la información es auditable y los organismos y entidades responsables de establecer la normativa, han puesto el foco en evitar que las empresas se autoetiqueten como “ecofriendly”, “green”. El conocido Greenwashing o socialwashing.

 

La comunicación efectiva es esencial para potenciar la adopción de comportamientos. A través de mensajes claros y convincentes, se genera conciencia sobre prácticas sostenibles, incentivando cambios positivos. La habilidad de transmitir información sobre el impacto ambiental, social y económico permite inspirar acciones responsables. La comunicación facilita la educación sobre la importancia de la conservación de recursos. Además, alentar el diálogo entre comunidades, gobiernos y empresas fomenta colaboraciones que impulsan soluciones sostenibles. Por lo que se convierte en motor de cambio, tanto para empresas como para instituciones gubernamentales.